La
incongruencia macabra
de
un sinvivir oscuro y lacerante
anida
en su piel
bruñida
por preguntas sin respuesta,
por
ayes profundos macerados en silencios
llenos
de voces estridentes.
Su
esperanza se presigna,
esperando
resignada la calma que no está,
el
barco que se fue,
gritando,
bañado
en sangre,
navegando
sobre las risas burlonas del destino
que
cabalgan sobre olas rojas
de
nopuedos llorados,
sufridos
en noches sin luna,
bailados
sobre hierros candentes.
Con
brasas de odio y sinrazón
trascurre
un tiempo perdido,
plagado
de dudas y miserias,
sonrisas
arrancadas a un suelo inconexo y triste,
a
un mañana desflorado,
ahogado
en lágrimas,
perdido
en un quizás negro y lejano,
en
un quizás muerto.
Niña
de guerra,
yerma
de alegrías,
borracha
de amargura,
Tu
mañana te espera
lleno
de miedos
sentado
una esquina ruinosa de la que fue tu casa.
Chus Castro 02/05/2017
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