domingo, 14 de enero de 2018

TOCAPELOTAS




Dícese del mierdecilla
que nuestra calma mancilla,
nos afea el proceder
por tontura o por joder.
Tiene la puta manía
de buscar nuestro fracaso,
su triste vida vacía,
su plato de sopa escaso,
le hace cruzarse a tu paso
hasta que te amarga el día.

Hay muchos tocapelotas,
está el listillo y “el notas”,
el jefe y el claxonero,
el juerguista del primero,
el niñito del violín,
la fisgona del segundo,
el loco en monopatín,
los salvadores del mundo,
los reprocheros inmundos,
los cerebros de serrín…

Sin pena ni beneficio,
practican el viejo oficio
de, con malas intenciones,
tocarte bien los cojones.
Ruin lacayo de librea,
te amarga cualquier pastel,
no hay nada que mal no vea.

¡Por Dios, que lo hace notar!

No te deja respirar,
si te descuidas, 
te mea.

Como mosca cojonera,
alimento de primera,
sin duda, 
somos para él,
como la mierda o la miel.

¡Qué palizas!

¡Qué tostón!

No te libras de su antojo,
es su maldita afición
meterte el dedo en el ojo
hasta provocar tu enojo.

¡Joder! ¡Vaya maldición!

¡Qué se esfumen, por favor!

Sería buena labor,
buscar una isla desierta,
montarles alguna fiesta,
y abandonarlos a todos.

¡Qué se jodan entre sí!

¡Qué farfullen por los codos!

¡Que crucen su pedigrí!

y que me dejen a mí,
feliz,
viviendo a mi modo.


Haced algo... ¡Yo que sé!
dejad de
En lugar de molestar…
tocar
Quiero que estén como nuevos…
los huevos

Quiero que sean longevos,
que cumplan con su función,
pasad de mi situación...

¡Dejad de tocar los huevos!

Chus Castro 14/01/2018

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