NO ME ESCLAVIZO A LAS REGLAS QUE ENCUENTRO SIN FUNDAMENTO
Y para ilustrar mi opción,
como muestra, este botón.
Es la “asonancia” rastrera,
una cruel exigencia
que formaliza la esencia
y al sentimiento lacera.
Porque el lector no se entera.
La cadencia sigue intensa.
Solo el erudito piensa
que es motivo de anatema,
porque invalida un poema
y es una osadía inmensa.
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