El amanecer me invoca,
el túnel me da la entrada,
va llegando la alborada
y me aselo en una roca,
me arrullan las caracolas,
me canturrean las olas
cuando empieza a clarear,
y la mar se hace la loca,
arrebuja la caloca,
y no quiere despertar.
Aparecen los azules,
se pinta el cielo de rojo,
y un pájaro,
hecho de nube,
picotea el horizonte,
guiñándole un ojo al monte
Lorenzo se despereza
y el agua,
con sus antojos,
me regala su belleza.
Escucho tu canto quedo.
me rebozo en libertad
y me diluyo en tu enredo,
puerto viejo de Laredo,
puerto de la Soledad.
Chus Castro 19/08/2018
Multiestrofa
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