Porque habla el corazón,
por derramar sonrisas
en mi crisol,
colocar farolillos en mi fiesta,
reponer pan y azúcar en mi cesta,
dibujar en los muros, de verde, mi ilusión,
por su paz, por su luz
y por su amor.
Por su fe, su brisa, su lucha y su
tesón,
por su forma de amar,
su resplandor,
la magia y la ternura que demuestra,
la verdad que su grito manifiesta,
su fuerza y su pasión,
por su lluvia y sus olas,
por su
“ya, no”
Por el remanso que hallo
entre sus pies,
por el brillo leal de sus estrellas,
por pintar este mundo de alegre
amanecer,
ser fuego que calienta en la nevada,
envidiada frescura de las flores más
bellas,
destellos de locura y de placer,
ser calor en la piel y plumas en la
almohada,
por vivir en mi selva
y ser mujer.
Chus
Castro 03/2018
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