Una pesada bruma
ahoga la
amargura
de una
noche en vela.
Un
suspiro de vida
se escapa
por la ventana
y la
esperanza se ríe,
burlona y
despiadada.
Una
sinrazón
resbala
por un cristal
lleno de
risas y recuerdos,
mientras
el negro acero
se
despereza
y avanza
hacia un caos
de
preguntas sin respuesta.
¡Ya
llegan!
Aunque
los gritos de justicia
golpean
la mañana,
la suerte
está echada.
Un olor a
goma ciega
se llena
de almas
rotas por
el miedo
y un
papel
escrito
con mi sangre,
tiene la
última palabra.
Las
entrañas del mundo
se
revelan, luchan, matan.
Pero un
grito sordo de amargura
descansa
en el alón de la guadaña.
¡Me echan
de mi casa!
CIBERCHUS 27/02/2015
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