“La pena y la alegría
son pétalos de una misma flor”
y se descuelga de los ojos
en un racimo de uvas saladas
que mojan el corazón.
Una noche oscura congela la dicha
y la arrastra
hacia un profundo barranco,
donde se despeña la esperanza,
se suicida el ánimo,
y la vida
va cayendo carcomida por ratones tristes.
Angustia de soledades,
baile cojo y arrítmico encima del agua
que cansa los pies
e impide la marcha.
No hay luz que alumbre,
ni sombra que cobije,
se arruga el alma,
y se pierde en un bosque de árboles sin hojas,
en un mar sin olas,
en una niebla gris que no deja ver,
y te sientes desnudo,
desamparado,
tumbado en un rincón de una fuente seca
que se ríe de ti…
hasta
que un día…
el
sol te viene a buscar,
y te
levantas vestido de flores,
ella te peina,
te acaricia,
te arrastra de
la mano
susurrando
amores,
canturreando
viejas canciones
cargadas de
recuerdos.
Se llena tu
desván de lluvia fresca,
de risas locas
que giran en un
tiovivo de colores.
Brinca el
sentimiento,
brilla el
horizonte,
la piel se
renueva en cada paso,
en cada
instante,
flotas entre los
dedos
de un río
caliente,
que te calienta
la sangre,
te acuestas en
nubes de algodón,
ya no se esconde
la luna
y la ilusión te
envuelve en sábanas de seda.
Todo tiene sentido entonces y...
¡La
vida es bella!
De mi poemario, en verso libre, "15 pensamientos y una vieja reflexión"
No hay comentarios :
Publicar un comentario