Estoy convencido de que, si hay alguna esperanza de mejorar
este desalmado mundo en que vivimos, esta pasa por la escuela. Debemos lograr
una escuela que eduque personas críticas, empáticas, que crezcan en los valores
que, lamentablemente, el sistema se empeña en que olvidemos.
Si no valoramos y apoyamos la labor de las maestras y
maestros, estamos tirando piedras sobre nuestro propio tejado.
Me ilusiona la idea de poner mis dos pasiones (la docencia y
la poesía) al servicio de mi utopía.
Os traigo, hoy, un poema de mi proyecto para trabajar la “igualdad de genero”
en la escuela.
Cada poema es el centro de interés de una pequeña unidad didáctica
que Laura y yo estamos elaborando.
FEDERICA, LA PANTERA
Federica, la pantera,
es bombera
y es la primera
enchufando la manguera.
¡Noooo ni, noooo ni!
Hay un fuego por ahí.
¡Niiiii no, niiiii no!
Ahí va el camión de bomberos,
veloz, a apagar el fuego.
Lo conduce Federica,
que, sin despeinarse el casco,
va y lo saca del atasco,
con arrojo y maestría.
¡Como maneja, la tía!
Niiiii no, niiiii
no
Llega el camión a las llamas,
¡La manguera Federica! – la reclaman.
Y ella,
veloz como el viento,
la prepara en un momento
y sin pensarlo dos
veces
va y se cuela para dentro.
¡Federica, ten cuidado!
pero ya está en el tejado.
Se desprende la cornisa,
vuelve a la calle con prisa,
sin mancharse la camisa.
¡Bravo! ¡Bravo!
A una abuelita ha salvado.
¡Noooo ni, noooo ni!
Ya se
va el camión de ahí.