Quiero ser sabia razón, en tu
locura,
que restañe la pena en un
momento,
tierno grito que ahogue tu
lamento,
caricia que te arrope en la
espesura.
Ser pañuelo que se coma tu
llanto
y toalla que empape tus
suspiros,
sonrisa que te libre de tu
espanto,
refugio para el alma que yo
admiro,
manantial que te llene de
frescura,
canto que acalle el negro
pensamiento,
tisana que serene tu tormento,
palabra que destruya tu
amargura.
Ser olor que despierte tu
alegría
mirada que fulmine tus rencores,
cariño que te arrope, amiga mía.
pomada que te alivie tus picores,
Ser luz en la penumbra de tu duda,
camino que te aleje de tu
infierno,
abrazo que acalore tus
inviernos,
idea que tranquilidad exuda,
el sol que caliente tu nuevo día,
jardín que te columpie entre las
flores,
elixir que te traiga la armonía
y remedio para tu mal de amores.
Chus
Castro (19/04/2017)
La canción provenzal consta de uno o más grupos de doce versos
octosílabos repartidos cada uno en tres bloques de cuatro, por lo general una
cuarteta entre dos redondillas que tienen la misma rima, o bien dos cuartetas
que encierran a una redondilla, igualmente las cuartetas con la misma rima,
siempre consonante: abba cdcd abba,
en el primer caso, o bien abab cddc abab
en el segundo.
Me he permitido la licencia de escribirla con endecasílabos (11) con lo cuál la redondilla se convierte en cuarteto y la cuarteta en serventesio.
Estamos hablando entonces de dos cuartetos, con la misma rima, que encierran un serventesio en el caso de la primera estrofa (ABBACDCDABBA) y dos serventesios, con la misma rima, que encierran un cuarteto, en la segunda (EFEFHIIHEFEF), las dos variantes que permite la canción provenzal.
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