SIEMPRE HAY TIEMPO
La incertidumbre se pierde sobre
una nube de suspiros que envuelven la alucinante estela del pasado. El presente
se vuelca agresivo sobre una existencia a punto de decidir y el futuro, el tan
temido futuro, se columpia tranquilamente en un tobogán de agua y risas.
Nos preguntamos qué somos, pero
nos conformamos con saber dónde estamos y, en la mayoría de los casos, no
sabemos ni porque estamos.
Sin embargo esperamos y reímos
tranquilos mientras callamos nuestros deseos frustrados. Caemos en el pozo de
la cómoda rutina, de la situación con la que nos conformamos porque la conocemos.
Queremos salir y nos estrellamos contra algo que no fue porque no quisimos. Con
algo que no fue porque pensamos que era difícil o que lo nuestro era más fácil y
sencillo. Luego vemos que lo sencillo nos hace difícil nuestro futuro-presente
y que el haberlo roto con la inseguridad de la desconocido nos habría hecho
sencillo nuestro presente-futuro.
Lloramos y nos compadecemos de
haber errado el camino pero seguimos caminando aunque nos duelan los pies,
porque nos resulta difícil, casi imposible, la vuelta a atrás. Porque nos
conformamos con lo menos bueno, que siempre será malo, aunque nos empeñemos en
lo contrario. En el fondo sabemos lo que es bueno y queremos algo mejor.
Miramos a atrás y pensamos que aquello
no fue, pero pudo ser. No fue como pudo ser, como debió ser. Nuestra frustración
va en aumento y nuestra vida, hasta entonces con un falso sentido, va
careciendo de él.
¿Qué hacer? ¿Cómo
actuar? ¿Es tarde?¿Hay tiempo?
Siempre hay tiempo.
Pero sólo la realidad, nuestro
sentimiento, nuestra certeza de éxito puede enseñarnos la fuente verdadera.
Tal vez no sea como antes. No, no
será como antes. Tiene que ser distinto pero no por ello menos bello y
satisfactorio.
Siempre y cuando
sepamos que somos uno y somos todo.
Que estamos solos y
nunca nos falta compañía.
Que somos personas,
sabemos rectificar y podemos rectificar.
Sin perder de vista
que la nieve seguirá cayendo en invierno y no en primavera.
Sin pensar que los
niños dejarán de reír, porque siempre lo han hecho.
Sin dudar que la
noche sigue al día y que las estrellas seguirán alumbrando aunque se empeñen en
apagarlas.
Sin pensar que el rió
va dar la vuelta y desembocar en su nacimiento.
Sin dudar, en fin, que vivimos en
un mundo más o menos bueno según el trozo que metas en tu corazón.
Está ahí. Es como es y sólo
admite el cambio que le des en tu sentimiento. Sólo así recuperás el Tiempo,
aunque el tiempo sea irrecuperable.
Pero más vale comer
las uvas frescas aunque cueste cogerlas.
Sentir el calor cerca
aunque corras el peligro de quemarte.
Apurar el perfume de
la rosa que guardarla en un bello, pero frío, jarrón para poder olerla durante
mucho tiempo, porque entonces nunca sabrás como huele.
Deja que la verdad
inunde tu corazón y camine por la ruta que te guíe tu sentimiento, sólo así tu conciencia
estará feliz y tu vida tendrá significado.
Nunca es tarde.
Siempre hay tiempo.
CHUS
(23/11/78) Santander
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