En las
elecciones generales de 1996 Izquierda Unida consiguió, de la mano de Julio
Anguita, los mejores resultados de la historia de la formación:10% de votos
y 21 diputados.
La gente de izquierdas, como yo, dábamos botes de alegría. Era
el momento de que, con la presión de IU, el PSOE se viera forzado a recuperar el
rumbo hacia la izquierda que había perdido varios años atrás.
Fue entonces
cuando Anguita "nos salió rana", a todos los "desilusionados del
PSOE" que no éramos del PC y le habíamos votado (creedme, éramos
muchos) con renovadas ilusiones. Con su tristemente famosa "pinza" y
su intransigente "programa, programa, programa" echó por tierra
todas nuestras ilusiones.
Fue el
Califa, el que con su soberbia programática no tuvo
la humildad suficiente para hacer lo que la ciudadanía le
pedía: confluir con el PSOE para formar un gobierno más social, más justo con
todos, que repartiera la riqueza más equitativamente. Se cargo, así de un
plumazo, las opciones de la izquierda moderada.
Desde
entonces, los que corrimos delante de "los grises"; los que
nos reuníamos a escondidas para cantar a Paco Ibáñez, a Rosa
León,
A Pablo
Guerrero o Lluis Llach; los que nos jugábamos los exámenes en la Universidad
por montarle a Franco una huelga; los rojos de rabo y cuernos, perdimos para
siempre la gran oportunidad y nos vimos abocados durante el resto de nuestra
vida al "voto útil", contemplando impotentes cómo se iban enroñeciendo
nuestras viejas ideas sin un atisbo de que las cosas cambiasen.
¿Os va
sonando la historia?
Surgió el
15 M y con él empezamos a buscar de nuevo la vieja camisa roja en el armario.
Era un movimiento demasiado libre, sincero, bonito y
dudábamos desconfiados de que aquello se pudiera encauzar.
Por eso
cuando surgió Podemos, lo vivimos como un proyecto ilusionante.
¿Sería
posible que, por fin, la tortilla diera la vuelta?
La
confirmación llegó con las últimas elecciones municipales y autonómicas.
La Colau en Barcelona, la Carmena en Madrid. Fue una noche maravillosa.
Las ciudades y los pueblos iban cayendo como peras maduras.
¡El
pueblo al poder!
Las ratas
del PP abandonaban el barco. ¿Sálvese quién pueda ?
Días
después escuchaba con ilusión a Pablo Iglesias: no a los desahucios. Los
ricos tienen que pagar más. Movimiento asambleario. Participación de todos....etc.
¡Sonaba
tan bien que me lo creí!
Cuando a
las pocas semanas la figura del gran Califa (Julio Anguita) surgía de la nada y
aparecía de "colegueo" con Pablo Iglesias, comenzó mi
"mosqueo".
Lamentablemente
la cosa fue a más. Comenzaron las purgas leninistas, las viejas prácticas del
PC. Expulsiones de disidentes en Santander, en Madrid (que
animalada), rotura de relaciones con plataformas ciudadanas...etc y cuando
estas plataformas muestran en los Ayuntamientos cual ha de ser el
camino...
Surge
otra vez la soberbia, la intolerancia, el "dedismo", el engreimiento,
el mesianismo de Anguita, reencarnados en una persona, Pablo Iglesias, que,
sinceramente, me ha engañado (que razón tenían mis amigos) ¡Tenía tantas ganas
de creérmelo....!
Pero no
he perdido la esperanza.
El pueblo
se ha levantado y hay mucha gente que aún conserva vivo el espíritu del 15 m,
el espíritu de Podemos, el espíritu de la DEMOCRACIA REAL.
Es el
momento de apoyar a "Ahora en Común" (AeC) la plataforma ciudadana que aún puede
conseguir hacer este sueño realidad.
Han
pasado casi 20 años. Ahora tenemos otra gran oportunidad, probablemente la
última, de cambiar el curso de la historia. No la dejemos escapar.
¡Otra
vez, no! ¡Por favooor!
CIBERCHUS 12/07/15